Pese a la propaganda del Gobierno de que en el mundo millones de niños trabajan y ninguno es cubano, la prensa oficial ha admitido que sí hay menores en las calles trabajando, buscando la forma de llevar ingresos extras a sus hogares, impactados por la grave crisis económica en la Isla.
El periódico Sierra Maestra parte del ejemplo de Luis, que cursa el sexto grado de primaria, para ilustrar un fenómeno que no solo se da en Santiago de Cuba. El niño trabaja todos los días por las calles vendiendo pan para ayudar a su madre, que vive sola con su hermanito de tres años. Por esta razón llega muchas veces tarde.
El Gobierno es firmante de diversos documentos internacionales para la protección de los derechos de niños, adolescentes y jóvenes. La Constitución, en su artículo 66, proscribe el trabajo de niñas, niños y adolescentes.
El Código de Trabajo, en el Capítulo 1, apartado de Fundamentos y principios del derecho de trabajo, artículo 2, inciso d), establece "la prohibición del trabajo infantil y la protección especial a los jóvenes en edades comprendidas entre 15 y 18 años, que se incorporan al trabajo, con el fin de garantizar su desarrollo integral". El Capítulo 5, de esa protección especial, refiere que "excepcionalmente son autorizados a trabajar por haber finalizado sus estudios en la enseñanza profesional o de oficios, u otras razones, que así lo justifiquen".
Por otra parte, el artículo 138 del Código de las Familias regula el contenido de la responsabilidad parental y los deberes y obligaciones de los padres y madres en relación con sus hijos menores de edad, "lo que implica una protección a los niños contra el trabajo infantil", dijo María Teresa Vicente Dolz, presidenta de la Sala de lo Civil, de lo Familiar y de lo Administrativo del Tribunal Provincial Popular.
Según Sierra Maestra, las escuelas juegan un papel crucial en la prevención y resolución de situaciones como la de Luis.
Ángela Jarpe Téllez, directora del Instituto Pre Universitario Cuqui Bosch, dijo que cuando se detecta la ausencia reiterada de un estudiante, se toma acción mediante visitas sociales y la participación de la comunidad. De persistir las inasistencias, se informa a las autoridades competentes.
La psicopedagoga Sulma Alina Hing Ruano, de la Secundaria Básica Espino Fernández, dijo que se trabaja en conjunto con Atención de Menores para erradicar el trabajo infantil. Según Hing Ruano, a menudo los padres desconocen que sus hijos están trabajando en lugar de asistir a la escuela, lo que requiere una intervención coordinada.
El periódico añadió que en algunos lugares públicos de la ciudad, como los centros económicos en los alrededores de Ferreiro, las cafeterías aledañas a la esquina de calle M del reparto Sueño y Garzón, Plaza de Marte y La Alameda, se ubican niños que, de forma reiterativa en distintos días de la semana, deambulan en horarios escolares; también, algunos adolescentes comercializan pan u otros productos en repartos como Flores, Chicharrones, Versalles y el Abel Santamaría, a veces incluso en horarios nocturnos.
Rosendo López Mustelier, profesor auxiliar de Psicología en la Universidad de Oriente, dijo que el trabajo infantil afecta negativamente el desarrollo físico, psíquico y moral de los niños. Consideró que la exposición temprana al mundo laboral los hace vulnerables a malas compañías y comportamientos antisociales, además de limitar su capacidad para estudiar y disfrutar de su infancia.
Sobre los universitarios que trabajan, Sierra Maestra recogió el testimonio de dos estudiantes de Periodismo de tercero y cuarto años de la carrera, quienes han tenido que irse a trabajar de manera parcial, uno de ellos en medios locales, y otra en el sector no estatal, para poder sustentarse y ayudar a la familia.
Con escasez generalizada y una inflación que ha elevado sobre todo el precio de los alimentos, en Cuba las familias se exprimen los bolsillos para poder sustentarse. Para Sierra Maestra, que intenta quitar peso a las autoridades en el asunto, "involucrar a la infancia y la adolescencia en el trabajo, violando lo establecido, debe enfrentarse con mayor rigor, ya que es, en primer lugar, competencia de la familia".
Y LA DICTADUIRA LOS EXPLOTA DESDE EL ANO 1959. TODOS LOS CASTROS, DIAZ CANEL AL INFIERNO.
Parece que ya se olvidaron de las Escuelas al Campo y en el campo , donde trabajamos de gratis, aunque su principal objetivo no era el trabajo en sí, sino desprendernos desde edades tempranas del núcleo familiar. Actualmente la prostitucion infantil y adolescente es un fenómeno mucho más preocupante que vender pan.
Lo triste es que a partir de la publicación de esta noticia, la medida será de hacerle una advertencia a la madre del niño, luego, quitárselo y mandarlo a una escuela de comportamiento, donde deformarán a un niño que ahora trabaja y lo convertirán en un delincuente con todas las de la ley.
Dice: "el ejemplo de Luis, que cursa el sexto grado de primaria, para ilustrar un fenómeno que no solo se da en Santiago de Cuba. El niño trabaja todos los días por las calles vendiendo pan para ayudar a su madre"
La solución será "más control" y multar a su pobre madre, amenazándola que le quitarán a Luis si vuelve a vender pan.... "Además, pensándolo bien, ?de dónde esta señora saca el pan que vende Luis? " Y los dirigentes dirán: "Por culpa de Luis no hay harina ni pan para dar racionado"
Y también los pequeños cubanos pasan hambre, escasez, penurias y adoctrinamiento, aunque esto último no lo tienen los desfavorecidos de África.